CARTA DE LA EDITORA
Zarandeados por el éxito casi antes que por el primer desamor, no son uno, ni dos, ni tres los jóvenes actores de la factoría Netflix que han visto mutar su adolescencia en una nueva fama de escala sin precedentes –mundial, instantánea y sometida a los dictados de la era digital– sin apenas tiempo para asimilarlo. La de ESTER EXPÓSITO es otra más de esas historias que comienzan en paralelo, y requieren después de un maquiavélico plan de reinvención, que en el caso de nuestra chica de portada se ha urdido con tintes de reclusión casi monástica, destierro mexicano (en el mejor de los sentidos) incluido. De ese y otros aprendizajes habla Ester en la que supone la vuelta a una escena cultural expectante ante su renacer artístico de la mano…